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martes, 10 de julio de 2007

Como perdí mi primer vuelo a Irlanda y obtuve mi primera multa.



Bandera de Irlanda Ireland Flag



Todo estaba preparado, ya había analizado los lugares desde donde haría dedo para salir de París y llegar al aeropuerto Frankfurt-Hahn, que a pesar de su nombre está a algo más de 200 kms al Oeste de Frankfurt.

Las horas previas a mi partida fueron muy emotivas, estaba muy triste porque sabía que esa última noche podría ser la última vez que la vería, la última vez que le diría que la amo, la última vez que podría acariciarla y decirle lo hermosa que es. Abro los ojos, ella está a mi lado, estamos abrazados, siento que mis movimientos la hacen despertar, comienza a llorar casi dormida, le seco las lágrimas y le pregunto que que pasa, "No quiero que te vayas, quiero estar contigo", me dice. Y estas palabras causan en mi tal emoción que mis ojos comienzan a llorar, le digo que no se preocupe, que nos veremos pronto, que no podremos estar lejos por mucho tiempo, que la amaré por siempre sin importar lo que pase.


Boulevard Saint Michel Ella tiene que ir a su trabajo, es mesera en un restaurante en pleno Boulevard Saint Michel, acordamos pasar las últimas horas juntos, es un día soleado, perfecto para una despedida.
Mientras esperamos que pase el metro para llegar a su trabajo tomé esta foto (Ver foto)
. Vamos a un café muy cerca del lugar donde nos besamos por primera vez, que ironía pienso. En ese lugar nos tomamos tal vez la mejor foto juntos, y esa foto representa un momento de tristeza y felicidad, la felicidad de estar con ella, y la tristeza de la partida, representa además el momento más romántico del que tenga memoria (Ver foto). Nos vamos del café, ella va al restaurante donde trabaja, y yo me dirijo a un lugar con Internet para verificar los mapas, el lugar donde haré dedo y todas las maneras posibles de llegar al bendito aeropuerto, tomo notas y me fijo de no olvidar nada.

Voy al restaurant a despedirme de ella, me acerco a pasos lentos, cargo una pesada mochila, cerca de 22 kilos se balancean en mi torcida espalda y se que cada paso que doy me a cerca más a la despedida, mi estomago se encoje. Llego a la entrada del lugar, en la puerta está uno de los tipos que trabaja ahí, una especie de promotor (como esos que hay en los restaurantes en el mercado central, que insisten en tener los mejores precios y platos del lugar) y no me agrada, ella sale, me abraza y comienza a llorar, le digo que todo estará bien, que le escribiré, que la llamaré todo el tiempo, que la amo más que nada en el mundo, y que lo que más quiero ahora es estar con ella, lo único que me impide llorar como un niño es que está ese tipo ahí, no puedo llorar frente a otro hombre, mucho menos si no me agrada. Ella se tranquiliza y calma sus lágrimas, la beso y le digo por vez número 408 que la amo.

Me alejo caminando a paso rápido, quiero alejarme pronto y poder desahogar mi pena con tranquilidad, los lentes de sol que llevo puestos cubren mis lágrimas, la expresión de mi cara es la de cualquier otro día, sólo mis ojos reflejan mi angustia y dolor, siempre delatores.



¡A parar el dedo!

El objetivo es salir de París, estoy en una de las cientos de entradas a la autopista, el tráfico es horrible, autos a menor velocidad aumenta las posibilidades de detención. Son sólo 350 kmHacer dedo Amsterdam lugar oficial official spot hitch hiking hitchhiking Liftplaatss los que debo recorrer en menos de 15 horas, saco cálculos y me convenzo de que he tenido tramos mucho más largos y los he logrado en menos tiempo, siempre consulto los datos estadísticos de la experiencia para ver como van mis posibilidades. Se que todo irá bien, ¿que podría salir mal para alguien que tiene casi 15000 kilómetros de experiencia en hacer dedo?. Tengo un cartel en mis manos que dice "Reims" y "Metz" por el reverso (ver ruta). Ambas ciudades me aproximan a mi destino final, desde donde tomaré un avión a Kerry, Irlanda.

Luego de un par de horas esperando por algún generoso conductor que además se dirija a algunos de los destinos escritos en mi cartel, comienzo a pensar que tal vez no alcanzaré a llegar donde me propongo, surgen las dudas e intento llenarme de pensamientos positivos a pesar de la larga espera; uno se detiene y me indican que van hacia Metz, no acepto el viaje porque pienso que me convendría ir directo a una ciudad más lejana debido a la gran cantidad de autos que se desplazan por esta vía, esta decisión a la postre sería un gran error. La gente es amable, me hacen gestos de disculpas por no cumplir con lo exigido en mi cartel, otros me miran con desconfianza, otros incluso con temor.


Autopista carretera francia francesa highway motorway autopiste

Pasa una hora más, ni un vehículo se ha detenido, son casi las 17.00; se detiene una van, la conduce un hombre de unos 45 años y su esposa de unos 35, no me queda claro a que lugar van precisamente pero sólo quiero salir de ahí, les pregunto si salen de París y responden positivamente. Intercambiamos las frases típicas en estas situaciones, que donde voy, que de donde soy, que a que me dedico, todo es casi automático e instantáneo, me dicen que tan sólo van un par de kilómetros más adelante, les digo que me dejen en un lugar propicio para hacer dedo, donde los autos se muevan lentos y sea posible que me vean con varios metros de anticipación, me dicen que lo sienten, que el lugar no es tan propicio, que si bien está algo más afuera de la ciudad no logra superar al otro sitio. Me bajo y doy las gracias sólo por cumplir, estoy en un punto donde convergen 4 carreteras una en cada sentido, un par por sobre nivel y otro par por bajo nivel.

Me toma casi 10 minutos poder salir de ahí, fue difícil cruzarlas a pesar de no haber mucho tráfico. Camino por la ruta con la pesada mochila, camino casi un kilómetro y ahora estoy haciendo dedo en medio de la autopista, se que es ilegal hacerlo y que podrían aparecer policías y molestarme (por lo menos) o llevarme a otro lado. Pasan los minutos y no para nadie, 6 autos policiales pasan por mi lado, intento no hacerme notar, pero siendo el único parado en la carretera es casi imposible.



Decido ir a otro lugar, una estación de servicio 14 kilómetros en las afueras de París, esa debió haber sido mi primera opción.
Me toma más de una hora llegar a la estación del metro donde debo conectar con un bus que me acercará a la estación de servicio, lamentablemente como es día domingo el bus ya dejó de pasar, hace 4 horas. No queda más que caminar, ya son casi las 19 hrs., está oscuro y comienzan a caer algunas gotas, camino en la oscuridad por un sitio eriazo y a lo lejos veo la autopista, camino en línea recta hacia ella. Llegué a la estación de servicios, caminé algo menos que 3 kilómetros, algo así como 40 minutos, ya estoy acostumbrado al peso de las mochilas, el frío y las pocas gotas que caen. De pronto una densa neblina cubre toda la ruta. Me apronto a hacer lo mío, me acerco a los conductores que cargan gasolina o que se bajan de sus autos para comprar o comer algo. A todos la pregunta de rigor:

-"Excuse moi, Est-ce que vouz-allez vers Reims/Metz?"

No hay suerte, pareciera que el mal tiempo pone de mal humor a la gente, algunos son incluso desagradables. Al menos no estoy solo en mi misión, hay otro tipo haciendo exactamente lo mismo, pero con algunas diferencias, el viene de vuelta de 7 días en Francia, yo aún voy de ida, lleva una mochila que no supera los 5 Kilos las mías sobre 22, está a 600 Kms de su casa, yo a 15.000.

Es de República Checa, no habla inglés, ni francés, ni alemán y mucho menos español, solo checo. Intento comunicarme con él pero es todo un desafío, le muestro mi mapa y quiere volver a su ciudad, le señalo que es mejor que tome otra ruta, que es más probable que lo lleven, pero aparte de no saber otro idioma es terco como el solo. Lleva anotadas frases en francés y alemán (porque esperaba pasar por Alemania antes de llegar a su natal país) las tiene escritas en sus antebrazos, en el brazo derecho en francés y en el izquierdo en alemán, las oraciones necesarias para conseguir un alma caritativa que lo lleve a su destino. Pero es algo estúpido, lo veo actuar y casi todas las veces confunde el alemán con el francés o las oraciones apropiadas. Intento ayudarle, pero a pesar de tonto es arrogante.



En medio de la nada

Pasa casi una hora y ambos seguimos ahí, si a el lo llevan primero me retiro de esto, me digo. H ay un auto detenido con una mujer que me mira fijamente hace algunos minutos, es morena, unos 25 años, probablemente hija de inmigrantes turcos o algerinos, es demasiado linda como para siquiera preguntarle si me lleva, me sigue mirando y ya casi me incomoda. No le veo motivo, finalmente me llama con un gesto, incrédulo miro a mi alrededor y me fijo que no hay nadie mas a mi lado, por lo que me acerco a su auto. Me pregunta que donde voy, en ese momento le pregunto si habla Inglés y me dice que si, le digo donde me dirijo y me dice que tan sólo va a un par de kilómetros, pero que si quiero me puedo quedar en su casa, me dice que hace frío y no le viene mal algo de compañía. Por unos instantes lo pienso, pero mi primer objetivo es tomar ese bendito avión, pensamientos de mi novia me invaden y finalmente rechazo su oferta, fue tal vez la chance en un millón, pero lamentablemente uno no elige cuando se presentan estás oportunidades.

autopista francia france french motorway highway carretera francesaPasan otros 40 minutos y cada vez la niebla es más densa, sigo preguntando a quienes recargan combustible o quienes entran a comprar a la tienda, me acerco a un tipo moreno, delgado y alto, conduce un pequeño vehículo y luego de intercambiar algunas palabras accede a llevarme, pero me aclara que sólo va a Reims, 100 kms desde ese punto, a estas alturas cualquier lugar era mejor, el checo ya me estaba generando algo de desconfianza.

Cruzamos al preguntas iniciales de rigor, sus padres viven en Argelia y el trabaja en París, de vez en cuando trabaja en Reims y luego visita a su novia en Amsterdam, es simpático y amable, luego de poco más de una hora de viaje me deja en una estación de servicio en las cercanías de la ciudad. Era una estación de servicio bastante grande, pero para mi sorpresa habían sólo un par de autos, como costumbre de rigor les pregunté a todos quienes estaban detenidos y todas las respuestas fueron negativas. Pasaban los minutos y ningún tipo de vehiculo se detenia en ese lugar, pasaba y pasaba el tiempo y me preguntaba porque nadie se detenía en ese lugar. Pasaron 2 horas y no pasaron por ahí más de 10 autos, me refugio del frío en la tienda donde venden desde mapas ruteros hasta platos calientes.

El sueño comienza a tomar control de mi, estoy sentado en una de las tantas mesas del sector de comidas, intento estar alerta en caso de que se detenga un camión o un automóvil, para matar el tiempo escribo mis sensaciones del momento, a ratos duermo, a ratos despierto y con mi mejor cara intento conseguir que alguien me lleve, son tan pocas las opciones que ya casi estoy aceptando el hecho de que perdí el vuelo.

Son las 02 am y se detienen 2 buses, uno de ellos va exactamente donde me dirijo, me acerco al conductor y le pregunto cuanto costaría un pasaje hasta allá, me dice que es imposible llevarme (el bus tenía asientos disponibles) porque no compré mi ticket con anterioridad, le ofrezco 10, 20, 30, 40 y hasta 50 euros, pero no escucha, me dice que está prohibido, le digo que estoy ahí varado, que es una emergencia, que como diablos voy a salir de ahí, no hay caso. Vuelvo a mi refugio y entre escritos, pestañazos y fugaces conductores pasan 3 horas.

Me despierto por el ruido de la puerta automática y veo entrar a un camionero, sin mucho dudar le pregunto si me podría llevar, ya no tengo exigencias, donde me lleven está bien, cualquier lugar será mejor que ese. Primero me dice que va a Metz, luego reflexiona y dice que tiene que ir Metz pero antes parar por un par de horas en Reims, le digo que está bien, que cualquier cosa me sirve, hablamos un dificultoso francés gestual apoyados en gráficos mapas e intuitivas señales. Finalmente me deja en la salida de la ciudad, que quedaba a unos 4 kilómetros, me apresto a las 5.30 am a hacer dedo desesperadamente, entre tanto voy a la estación de trenes para ver si hay alguno que me pueda dejar cerca, había uno, pero se había ido hace 2 horas. Un tren a París sale a las 07.30, la única alternativa razonable si todo falla.




Tren al oeste
Tren Francés, French Train
07.25, Nadie podría decir que no intenté.

Me doy por vencido, ya es imposible llegar a tiempo, decido tomar un tren que me lleve de vuelta a París, son sólo 100 Kilómetros y no saldrá tan caro, ni siquiera pienso en comprar un pasaje, lo puedo comprar una vez en el tren, al menos esa idea tengo en mi cabeza. El andén esta repleto de ejecutivos, que con sus maletines y diarios bajo el brazo le dan un aire comercial al ambiente. Llega el tren y me subo por la puerta más cercana, no me fijo en que clase estoy, sólo me subo. Al pasar los minutos siento decenas de miradas sobre mi, y comienzo a notar donde estaba. Asientos de cuero, ejecutivos con sus notebooks, todos leen algún libro o el periódico, siento que me miran como diciendo: "y que hace este acá", pero ya nada me importa, sólo quiero sentarme y descansar un momento. Duermo por minutos y me pregunto en que momento vendrá el controlador, para así poder pagarle el pasaje y dormirme de una vez.

Luego de 20 minutos de viaje, siento que por la parte posterior del carro ingresa el antes mencionado personaje y pide pasajero a pasajero los correspondientes tickets. De pronto a a mi puesto y comienza a hablarme en francés, le digo en inglés que no tengo pasaje y que quiero comprarlo, saca de su bolsillo una especie de calculadora, apreta decenas de teclas y finalmente me arroja un resultado:

- "Son 100 euros", me dice con total naturalidad. Me sobresalto y le digo que lo que en realidad quiero pagar es el pasaje más barato posible, y si eso implica viajar en condiciones infra humanas, que así sea.


Vuelve a realizar una serie de cálculos y esta vez dispara:
- "50 euros". Recita con sutil frialdad.
- "¿50 euros por 100 kilómetros?", pregunto incrédulo.
- "Si, 10 euros el pasaje, 30 euros la multa por no comprarlo en la estación y 10 euros más por impuestos". Ametralla en mi presupuesto.

Estaba perplejo, pero en ese mismo momento recordé las sabias enseñanzas de unos amigos polacos, quienes hacían gran alarde de viajar gratis por el amplio sistema de trenes francés, me contaron que en los trenes si uno no tiene dinero para pagar no lo lanzan de un puntapié afuera del tren como muchos pensarían, si no que simplemente se cursa una multa que es enviada al domicilio correspondiente. Y si se es lo suficientemente astuto y puedes hacerle creer al controlador que efectivamente tienes una dirección en Francia o en la Unión Europea esté mandará la multa a esa dirección y con un poco de suerte nunca sabremos más de ella. En caso contrario llamarán a la policía para consultar los datos del país de residencia.

Le digo que no tengo tanto dinero, que si tengo para pagar hasta 20 euros, me dice que no hay forma de que viaje por ese monto, que porque no compré el pasaje en la estación, le argumento angustiadamente que había perdido mi vuelo, que tomé el tren apurado, excusas varias, me dice que llamará a la policía porque soy extranjero, que una vez que se detenga el tren me detendrán y de todas formas me multarán, le ruego que no lo haga, que fue todo un accidente, simulo aún más angustia y me dice que deje mi pasaporte y vaya a sentarme, eso si a la clase más barata. Sólo quiero dormir y llegar pronto, estar con ella y olvidar este día, en un momento se aproxima nuevamente el controlador y trae mi pasaporte, anotó los datos en un papel amarillo con triplicado donde raya con furia los montos a pagar, creo que le he dado lástima y me dice que no llamarán a la policía si pongo mi dirección en París, un poco aturdido pienso en principio en poner la dirección de mi novia, pero en un momento de lucidez mañanera se me ocurre escribir lo primero que se me vino a la mente, "Eglise de Pantain" escribo, un lugar donde tenía que juntarme con un amigo dos días antes, y un número cualquiera. Me da mi comprobante y continuó el viaje como un pasajero normal.



París otra vez

Estación Estacion Metro París interior pasillo ParisLlegamos a París, bajo del tren y apresuro en alejarme lo más posible, intentando dejar atrás al controlador, no se le vaya a ocurrir cambiar de opinión y llamar a la policía. Una vez ya en el metro me relajo un poco, estoy cansado, casi no dormí y lo único que me consuela es que la podré ver de nuevo, pienso en las maneras posibles de sorprenderla, llegar de improviso a su puerta y apenas la abra, besarla. Aún quedan muchas estaciones del metro y luego algunas del RER, combato la ansiedad pensando en como podría hacer para sorprenderla, no es algo fácil. Ella es au-pair y está con una familia bastante acomodada, su habitación está en el último piso del edificio, el número 7, y en ese piso hay solamente piezas de servicio (usadas por quienes trabajan en alguno de los departamentos). Por lo que no hay manera de entrar al edificio sin tener llave ni sin saber una clave de 8 dígitos, salvo que uno de los propietarios abra la puerta y no se de cuenta de que estoy ingresando sin ser propietario, y con mi pinta de mochilero es bastante improbable que eso pase. Llego al edificio luego de caminar un par de cuadras, son cerca de las 0930, al pasar por la entrada noto que están las señoras de la limpieza y tienen la primera puerta abierta, aún necesito franquear la segunda y será misión cumplida. Entro y les pregunto en mi reducido francés si podrían dejarme pasar, me miran y no responden. Luego intentó en inglés y ni siquiera me miran, me doy cuenta que con ellas nada lograré, me quedo un par de minutos dando vueltas por el lugar, esperando que algo pase, que alguien me confunda con alguien y me deje pasar, nada de eso pasa.

Pasa media hora y me doy por vencido, no resisto más, no he comido nada en casi 20 horas. Decido llamarla, pero no es tan simple, los teléfonos solo funcionan con tarjetas que cuestan al menos 10 euros ($7.000 pesos) y me duele semejante gasto, que a esas alturas es el equivalente al gasto de 2 días completo, pero no hay alternativa. Compro la tarjeta y camino rápido al teléfono público que está en la esquina de su calle, marco los dígitos varios y vocifero:


"Hola mi amor, adivina donde estoy!"

miércoles, 27 de junio de 2007

Un día para olvidar II

Está es la segunda parte de la historia, la primera parte está acá

Lo voy a lograr...


Finalmente llegamos, ya veo el aeropuerto, aviones a lo lejos, es un lugar pequeño, no se compara con el Arturo Merino Benitez o el Ezeiza, es un aeropuerto para aerolíneas de bajoAeropuerto de Beauvaiscosto (Wizzair, RyanAir, etc), por lo tanto lejano de las ciudades grandes y con reducido personal e instalaciones. Me bajo del taxi, y le digo al conductor que ha salvado mi vida, estoy a tiempo, tomo mis cosas y salgo corriendo, el chófer me dice gracias, que también lo salvé, no entiendo el porqué, tal vez necesitaba el dinero, me respondo a mismo. Corro hacia el check-in que esta a escasos metros del estacionamiento (les dije que era pequeño) con voz acelerada digo "vuelo a Shannon", con un inglés arrebatado, pasaporte en mano y mi corazón agitado, ya casi lo logro, me dice que cual es mi número de reserva, no me lo se, no lo anoté, no tengo como obtenerlo, me dice que vaya a uno de los puestos contiguos, que ahí me darán el número, cruzo la distancia que separa a ambas mujeres en no tiempo, no puedo dejar de pensar en que ya casi lo logré, que ya estoy pronto a tomar el avión, después de tanto sufrir; llego al stand donde me van a dar el famoso número, pregunto por el y me responde una francesa que ya olvide completamente su apariencia y se produce el siguiente dialogo:

- "Hola, necesito mi número de reserva para el vuelo a Shannon", digo agitado.
- "Vuelo a Shannon para las 00.15?"- me pregunta.
- "No, para las 22.45", respondo.
- "Mmmmm, creo que el check in para ese vuelo ya cerro, debes preguntar allá" (y apunta hacia donde me encontraba antes)



Corrí al lugar señalado, le pregunto si puedo hacer el check in y me dice con una desagradable voz de hermana menor consentida:
"Lo lamento, pero el check-in de su vuelo terminó hace....(ve su reloj)...2 minutos". Llevo ambas manos a mi cabeza, todo ha sido en vano pienso por escasos segundos, pero no voy a perder el avión sin dar la pelea, al menos intentar que me dejen subir, simular un ataque, un llanto, una crisis, provocar la máxima sensación de lástima en quienes me impiden tomar el maldito vuelo.

Le explico la travesía por la que he pasado, que no tengo más dinero, que no tengo como volver a París, que sin ese vuelo todo se acaba, le recito lo del taxi, le disparo todo lo que me gasté solo por llegar ahí para que por 2 minutos no me deje pasar. Tengo ganas de llorar y casi lo hago, siento la desesperación tomando poder de mi, por escasos segundos pienso en que pierdo la razón, ella me da una esperanza, me dice que la única opción que tengo es hablar con su jefa, que ella puede autorizarme, que viene en seguida. Llega ella, la bendita jefa, ella tiene mi destino es sus manos, le cuento todo una vez más, parece no escuchar, con actitud soberbia me dice que mejor me compre otro pasaje, le digo una vez más todos mis problemas, dinero de donde?. Discuto, discuto y discuto, ya no hay caso, el avión esta por partir, han pasado 30 minutos desde que llegué.

Bus desde Paris al aeropuerto de Beauvais Vuelvo en mi y asumo la perdida, ahora debo ingeniarme la manera de volver a la ciudad de las luces, sin más que con 4 euros en mi bolsillo, el único medio de transporte para quienes no tienen automóvil (excluyendo el taxi, el cual ya descarté por razones obvias!) son buses que cuestan 13 euros. Durante media hora estuve preguntándole a quienes salían de los estacionamientos si podían llevarme a París, ningún resultado, todos parecen ir a otro lugar. Es de noche y hace frío, aunque no tanto porque está lloviznando, decido finalmente que la mejor opción a estas horas es intentar pedirle dinero a la gente para juntar lo que me falta del pasaje.



¡Ce-hache-i!

Llevo casi 10 minutos pidiendo dinero a quienes hacen cola para comprar sus pasajes, he recolectado 5 euros, ya tengo 9 solo faltan 4, parece poco pero cuando son donaciones cada euro parece mucho. Utilizo con todos el mismo dialogo, les hablo primero en francés (comprobé empíricamente que la respuesta de los franceses es mucho mejor al hacer el primer acercamiento en su idioma):

- "Excuse moi, parlez- vous l'anglaise?" ("Perdón, habla Ud. Inglés?")



Ce-hache-iAlgunos responden que si, otros que no y otros simplemente no responden, a pesar de todo lo que se piensa y dice de los franceses, casi todos son amables y al menos intentan escuchar. Miro hacia la ventanilla donde venden los pasajes y veo una pareja detenida buscando algo en sus bolsos, algo en ellos me resulta familiar, principalmente en el tipo. De estatura media, unos 172 centímetros, unos 75 kilos, 21 años, pelo negro y largo, barba, me recuerda al Chino Ríos, algo tímido me acerco y les pregunto en inglés (en París no puedes asumir la nacionalidad de nadie) de donde son, "from Chile" me dice, y siento una emoción casi incontrolable, les hablo en mi español más chileno posible, vuelan y saltan los "weón", hace casi 2 meses que no hablo con un compatriota, son Floridanos (como yo), vienen llegando de Madrid y van a su hotel, hablo hablo y hablo, siento que ellos no entienden mi emoción, más que mal llevan a penas un día fuera de Chile, les cuento mi travesía y me miran con desconfianza, les confieso que necesito algo de ayuda, les pido si tienen aunque sea un Euro.

Ella no dirige hacia mi ni mirada ni palabra alguna, el me dice que no tienen ni un centavo, que no cargan dinero, pero me molesta su poca amabilidad, su frialdad con uno como ellos, me asombra su silencio, les doy recomendaciones de como llegar a su hotel pero parecen no escuchar. Chilenos de mierda es lo único que puedo pensar.





Por fin hacia París

ParísFinalmente y felizmente consigo reunir los 13 euros, no fue tan complicado e incluso me dan ganas de quedarme una hora más, tal vez logro recuperar algo del dinero que malgasté hoy, pero estoy cansado y quiero dormir, estoy estresado y quiero descansar, aún tengo que pensar en como llegar a Dublín, desde donde tengo comprado hace un par de meses un vuelo a Mälmo (Suecia) donde Carlos -mi mejor amigo- estaba haciendo un intercambio y prometí pasar mi ultima semana ahí, además tenía comprado otro vuelo desde Mälmo a Madrid donde tomaría el vuelo que me llevaría de vuelta a Sud América (el avión llegaba a Lima),por lo que era imperativo llegar a esa ciudad.

Me subo al bus, que tardará casi una hora exacta, estoy triste y me siento estúpido, desahogo mi tristeza escribiendo, escribo postales a mi familia y amigos, escribo para no pensar, en el transcurso del viaje escribí en total 6 postales, y una carta a mi novia. Llego a París y lo primero que hago es buscar un teléfono para llamar a Vasiliy y contarle lo que pasó, y que me espere afuera de su edificio. Llamo y llamo, no hay respuesta, dice que el teléfono no está disponible, que extraño, es un teléfono fijo al cual llamé cientos de veces. Me dirijo a tomar el Metro, del cual ya manejo casi todas las técnicas para entrar gratis, de todas formas no tengo ni un centavo así que no tengo opción, tal vez debí haber pedido dinero suficiente para tomar el bus y el metro, pero a estas alturas de la noche no tengo mucha claridad. Tengo que hacer un transbordo hacia los RER (explicado en el capítulo anterior), si uno tiene un boleto del metro puede reutilizarlo para combinar con estos trenes, los torniquetes son mucho más complicados que los del metro, tienen unas puertas neumáticas que son bastante duras de forzar, veo a un grupo de jóvenes de color que se aprontar a pasar gratis por estas puertas, entre varios afirman cada lado para que el resto del grupo pase, me hacen señas para que aproveche de pasar, pero se forma un tumulto en una de las puertas, nadie logra avanzar, las puertas son muy fuertes, en el torniquete de al lado un señor me hace un llamado para que pase por ahí, y rápidamente me salgo del tumulto y me apronto a pasar, ya estoy completamente al otro lado cuando mi gran mochila queda atorada a medio camino, forcejeo para lograr pasarla, justo cuando ya está pasando se rompe el tirante derecho desde el cual la tenía tomada, ahora apenas puedo cargarla con un sólo tirante.

Intento arreglarla pero veo que toda la gente se apresura en alcanzar el último tren de la noche, no puedo ir muy rápido, casi arrastro la pesada mochila, es inútil, no lo lograré, la distancia que me queda por recorrer deben ser unos 300 mts, finalmente llego a la estación y todos los monitores (que indican la frecuencia de los trenes) están apagados y los andenes completamente vacíos, pregunto a un guardia y me indica que ya no hay más trenes en servicio. No tengo idea de donde estoy, no se como llegar donde mi amigo, no tengo dinero, mi mochila está rota, tengo sueño y hambre.


Siempre hay algo más que puede salir mal

Comienzo a caminar por las calles parisinas sin un rumbo fijo, no logro orientarme. Decido arreglar lo que más me aproblema, el estupido tirante que se rompió, saco un cuchillo, y me hace recordar lo útil que hubiese sido tener la mariposa que me decomisaron en Berlín, en 10 minutos y con mucho ingenio hice una solución perfecta al problema, un escollo menos, ahora ya puedo caminar normalmente con mis 2 mochilas. Veo a unos policías y les pregunto donde puedo tomar un bus para la ciudad universitaria, nuevamente compruebo que con mis esfuerzos por hablar francés ambos son muy amables. No me queda más remedio que caminar 6 cuadras y esperar por el bus nocturno, que pasa cada 30 minutos. Como no tengo dinero debo ingresar con el tumulto y rogar que no pase un fiscalizador. Me subo al bus sin problemas, 20 minutos pasan y me bajo para caminar otras 5 cuadras y llegar donde vive mi amigo.


Ciudad UniversitariaEl vive en la ciudad universitaria, donde hay decenas de edificios, la mayoría con el nombre de algún país. Mi amigo es Ruso y lo asignaron a la Casa de Líbano, en estos edificios la seguridad es algo importante, por lo que las puertas tienen cerraduras electrónicas que solo pueden ser abiertas por una especie de llavero que posee cada estudiante (algo así como el sistema de la tarjeta bip del metro, pero en vez de una tarjeta es un pequeño llavero), no hay timbres ni citofonos. La única manera de que mi amigo me abra la puerta es que responda el teléfono de su habitación, no tiene celular. Son casi las 2 de la mañana y no logro comunicarme con Vasiliy, comienza a llover e intento buscar una solución a este problema. Su habitación está en un segundo piso, intento varios métodos para poder despertarlo. Primero comienzo a llamarlo por su nombre, tonta idea porque voy a despertar al resto de los estudiantes y podrían llamar a los guardias. Segundo método, me proveo de piedras y comienzo a lanzarlas hacia su ventana, debido la fuerte viento es casi imposible ser certero. Pasa ya media hora y no veo a nadie que pueda ayudarme, como último recurso decido despertar a cualquier persona del primer piso, y mientras busco a una victima encuentro a un par de estudiantes en una sala de computadores que puedo ver levemente desde afuera. Subo a la ventana y les hago señas para que la abran. Desconfiados lo hacen y les digo que por favor me abran, que mi amigo está dormido y necesito hablar con él urgente, me hacen varias preguntas, pero al notar mi agitación no dudan por mucho tiempo. Para tener visitas en este edificio hay que pagar y además avisar con no recuerdo cuantas semanas de anticipación, por lo que siempre tenía que mantener un bajo perfil.

Inteligentemente escondí todos mis bultos en unos arbustos aledaños para no despertar sospechas en repentinos guardias o estudiantes curiosos. Los tipos que me abrieron la puerta me pidieron que mi amigo viniera a confirmar con ellos que efectivamente yo iba a verlo a él. Me apresuré a subir al segundo piso y corrí a su puerta, golpee un par de veces, tal vez muy fuerte porque salió la persona inmediatamente contigua a la habitación de mi amigo, frente a la no respuesta simplemente abrí su puerta y lo encontré dormido.

Le dije:

-"Vasiliy!, perdoname, perdí el vuelo y todo ha sido una odisea, hay unos tipos abajo que esperan que baje contigo. Si me pudieras acompañar, te explico todo en un momento".

Bajamos a confirmar nuestra amistad. Y cuando los tipos se distrajeron salí a buscar mis cosas. Saqué mi saco de dormir, me desvestí y finalmente me dormí, aún me quedaba pensar como lo haría para llegar a Dublín, pero primero a descansar...

sábado, 9 de junio de 2007

Un día para olvidar


Era el día número 53 de mochileo por Europa, estaba muy contento, había viajado desde Le Mans a París en el TGV (tren de alta velocidad) desde la casa de mi amiga Nina, fue toda una experiencia, sobre todo porque no pagué ni un peso, no tenía suficiente plata y sabía que la podía hacer gratis, eso si me iría de vuelta a Chile con la multa que el fiscalizador me daría si me encontrara en el tren sin el ticket, pero milagrosamente el famoso señor nunca apareció (pero estuve nervioso casi todo el viaje), el trayecto de casi 200 kms lo recorrimos en apenas 25 minutos. Los fiscalizadores son esos tipos que hay en los trenes con pitos y una gorra muy llamativa (parecida a la que usan los carabineros).

Llego a París, voy al Hospital Marie Curie, donde trabaja mi amigo, el es ruso e investiga sobre el cáncer, es extremadamente amable y los últimos días me quedo en su pieza en la ciudad Universitaria. Voy a su lugar de trabajo a buscar la llave para retirar mis cosas y tomar el vuelo que me llevará a Shannon, Irlanda. El vuelo salía a las 22.45 hrs. en un aeropuerto utilizado por una aerolínea barata, por lo que queda bastante lejos de París, a unos 80 kms. La aerolínea provee unos buses que salen desde el centro parisino, es un único bus, no hay más opciones. Cuesta 13 euros.



Vasiliy me dice que aún es temprano, son las 16.00, que tengo muchísimo tiempo, que tengo que salir a las 19 de su casa para llegar a tiempo. Tuve una de las peores peleas con mi polola ese día, ella estaba en Rumanía, estaba muy triste y decepcionado, finalmente tuve que dejar de pelear con ella para ir a tomar mi avión, discutimos un par de horas por Internet. Salgo a la hora que me dijo mi amigo, tomo el RER, unos trenes subterráneos gigantescamente largos y lentos. Mis preocupaciones están en otro lado, pienso en ella y solamente en ella, ni me fijo que me tomó finalmente poco más de una hora en cruzar 5 estaciones. No recuero la causa de tal demora, creo que fue principalmente la espera inicial.

Llego al lugar donde salen los buses, y para mi sorpresa ya se habían ido, eran las 20.25, pregunto y pregunto y me dicen que la única opción ahora es tomar un taxi, por tan solo $120 euros (hacer click para ver conversión actual, para principios del 2007 equivalían a $84.000 pesos ) todo lo que tenía para casi el mes que me quedaba de viaje eran 80 euros.

Había ahí un taxista, una especie de aprovechador de los errores de los viajeros despistados como yo, le ruego que me lleve por todo lo que tengo (pero inteligentemente le dije que tenia solo 70 euros, tenia que dejar algo para vivir!), me dice que espere que llegue otra persona para que podamos compartir el costo del viaje. 5 minutos después le insisto, me repite lo mismo. A los 10 minutos insisto nuevamente, la misma respuesta. Con los nervios le hablo en francés y logramos entendernos con dificultad pero lo logramos, no entiende nada de inglés. Finalmente me doy cuenta que no llegaré a ningún lado con él, que es un simple aprovechador y negociante.

En un momento de desesperación no encuentro nada mejor que pararme en un semáforo, hago parar autos, una moto y una van. Al primer auto que veo le toco la ventanilla mientras está parado en el semáforo y le pregunto si me lleva a Beauvois por 70 euros, la respuesta es negativa, pero no me doy por vencido. Aparece una moto, le pregunto si me lleva por el mismo precio al mismo aeropuerto, sin resultado nuevamente. Finalmente y con mi desesperación increcendo para un señor en una van y luego de la misma pregunta, me dice que no puede, pero que podría preguntar en el hotel que está en frente, que los taxistas que esperan ahí por seguro me llevarán.

Tomo mis 2 mochilas, la de 15 kilos y la de 10, meticulosamente balanceadas de tal forma para no tener que pagar extra en el avión. Cruzo la calle y me acerco al primer taxi que veo en el mentado hotel, un hombre moreno de unos 25 años, le pregunto y me dice que si, que me lleva, no lo dudo ni un segundo, agradezco en mi cabeza la recomendación del señor de la van. Me subo, partimos, son las 21.05, hago cálculos en mi cabeza y creo que alcanzamos a llegar. El tráfico es horrible, muchos semáforos y es extremadamente lento. El conductor es algo callado, su inglés es bastante decente para ser francés y además hijo de inmigrantes, creo que me dice que sus padres son de Algeria, intento calmarme pero la incertidumbre me desespera. El taxi es un auto familiar, marca francesa y en excelente estado, (no como las cacharras que circulan por Santiago) lleva el taxímetro encendido, ya se de antemano que marcará 120 euros al final del trayecto.



Sigo dividiendo, sacando velocidades promedio y tiempo estimado de llegada, cada 2 kilómetros actualizo la cuenta, si mantenemos una velocidad promedio de 50 kms por hora no llegamos, a 80 llegamos justo, a 100 llegamos 5 minutos antes, etc. Termina el tráfico y ahora estamos en la autopista, mis cálculos luego de 10 minutos a 120 kms por hora son favorables, llegaremos justo a tiempo, quedan 20 kms, a esa velocidad llegamos 3 minutos antes, sigo calculando y sudo helado, me pregunto que pasará, ¿terminaré la noche en Irlanda o todavía en Francia?. Es como en esos libros que te gustaría saber pronto el final, no puedes esperar, quieres saber pronto que pasará, la espera me mata. 10 kms.

Sólo quedan 10 kms y aún mis proyecciones son favorables pero ajustadas, si todo sale bien llegaré con 5 minutos de anticipación. Nos acercamos a un peaje, el taxista me dice que le tengo que pagar, bueno, ninguno de los 2 consideró eso antes, aún tengo plata, me dice que tengo que pagarle la ida y la vuelta, en total unos 6 euros, aún me quedan 4. Bueno 4 es mejor que nada. Con eso me puedo comprar 2 bebidas en lata, no moriré de sed al menos. El peaje destroza todas mis estimaciones, nos demoramos bastante, otra vez llegamos justo a tiempo, quedan 5 minutos y sólo 1 kilómetro. Lo voy a lograr.

Segunda parte
Continuará.....(proxima semana)