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miércoles, 27 de junio de 2007

Un día para olvidar II

Está es la segunda parte de la historia, la primera parte está acá

Lo voy a lograr...


Finalmente llegamos, ya veo el aeropuerto, aviones a lo lejos, es un lugar pequeño, no se compara con el Arturo Merino Benitez o el Ezeiza, es un aeropuerto para aerolíneas de bajoAeropuerto de Beauvaiscosto (Wizzair, RyanAir, etc), por lo tanto lejano de las ciudades grandes y con reducido personal e instalaciones. Me bajo del taxi, y le digo al conductor que ha salvado mi vida, estoy a tiempo, tomo mis cosas y salgo corriendo, el chófer me dice gracias, que también lo salvé, no entiendo el porqué, tal vez necesitaba el dinero, me respondo a mismo. Corro hacia el check-in que esta a escasos metros del estacionamiento (les dije que era pequeño) con voz acelerada digo "vuelo a Shannon", con un inglés arrebatado, pasaporte en mano y mi corazón agitado, ya casi lo logro, me dice que cual es mi número de reserva, no me lo se, no lo anoté, no tengo como obtenerlo, me dice que vaya a uno de los puestos contiguos, que ahí me darán el número, cruzo la distancia que separa a ambas mujeres en no tiempo, no puedo dejar de pensar en que ya casi lo logré, que ya estoy pronto a tomar el avión, después de tanto sufrir; llego al stand donde me van a dar el famoso número, pregunto por el y me responde una francesa que ya olvide completamente su apariencia y se produce el siguiente dialogo:

- "Hola, necesito mi número de reserva para el vuelo a Shannon", digo agitado.
- "Vuelo a Shannon para las 00.15?"- me pregunta.
- "No, para las 22.45", respondo.
- "Mmmmm, creo que el check in para ese vuelo ya cerro, debes preguntar allá" (y apunta hacia donde me encontraba antes)



Corrí al lugar señalado, le pregunto si puedo hacer el check in y me dice con una desagradable voz de hermana menor consentida:
"Lo lamento, pero el check-in de su vuelo terminó hace....(ve su reloj)...2 minutos". Llevo ambas manos a mi cabeza, todo ha sido en vano pienso por escasos segundos, pero no voy a perder el avión sin dar la pelea, al menos intentar que me dejen subir, simular un ataque, un llanto, una crisis, provocar la máxima sensación de lástima en quienes me impiden tomar el maldito vuelo.

Le explico la travesía por la que he pasado, que no tengo más dinero, que no tengo como volver a París, que sin ese vuelo todo se acaba, le recito lo del taxi, le disparo todo lo que me gasté solo por llegar ahí para que por 2 minutos no me deje pasar. Tengo ganas de llorar y casi lo hago, siento la desesperación tomando poder de mi, por escasos segundos pienso en que pierdo la razón, ella me da una esperanza, me dice que la única opción que tengo es hablar con su jefa, que ella puede autorizarme, que viene en seguida. Llega ella, la bendita jefa, ella tiene mi destino es sus manos, le cuento todo una vez más, parece no escuchar, con actitud soberbia me dice que mejor me compre otro pasaje, le digo una vez más todos mis problemas, dinero de donde?. Discuto, discuto y discuto, ya no hay caso, el avión esta por partir, han pasado 30 minutos desde que llegué.

Bus desde Paris al aeropuerto de Beauvais Vuelvo en mi y asumo la perdida, ahora debo ingeniarme la manera de volver a la ciudad de las luces, sin más que con 4 euros en mi bolsillo, el único medio de transporte para quienes no tienen automóvil (excluyendo el taxi, el cual ya descarté por razones obvias!) son buses que cuestan 13 euros. Durante media hora estuve preguntándole a quienes salían de los estacionamientos si podían llevarme a París, ningún resultado, todos parecen ir a otro lugar. Es de noche y hace frío, aunque no tanto porque está lloviznando, decido finalmente que la mejor opción a estas horas es intentar pedirle dinero a la gente para juntar lo que me falta del pasaje.



¡Ce-hache-i!

Llevo casi 10 minutos pidiendo dinero a quienes hacen cola para comprar sus pasajes, he recolectado 5 euros, ya tengo 9 solo faltan 4, parece poco pero cuando son donaciones cada euro parece mucho. Utilizo con todos el mismo dialogo, les hablo primero en francés (comprobé empíricamente que la respuesta de los franceses es mucho mejor al hacer el primer acercamiento en su idioma):

- "Excuse moi, parlez- vous l'anglaise?" ("Perdón, habla Ud. Inglés?")



Ce-hache-iAlgunos responden que si, otros que no y otros simplemente no responden, a pesar de todo lo que se piensa y dice de los franceses, casi todos son amables y al menos intentan escuchar. Miro hacia la ventanilla donde venden los pasajes y veo una pareja detenida buscando algo en sus bolsos, algo en ellos me resulta familiar, principalmente en el tipo. De estatura media, unos 172 centímetros, unos 75 kilos, 21 años, pelo negro y largo, barba, me recuerda al Chino Ríos, algo tímido me acerco y les pregunto en inglés (en París no puedes asumir la nacionalidad de nadie) de donde son, "from Chile" me dice, y siento una emoción casi incontrolable, les hablo en mi español más chileno posible, vuelan y saltan los "weón", hace casi 2 meses que no hablo con un compatriota, son Floridanos (como yo), vienen llegando de Madrid y van a su hotel, hablo hablo y hablo, siento que ellos no entienden mi emoción, más que mal llevan a penas un día fuera de Chile, les cuento mi travesía y me miran con desconfianza, les confieso que necesito algo de ayuda, les pido si tienen aunque sea un Euro.

Ella no dirige hacia mi ni mirada ni palabra alguna, el me dice que no tienen ni un centavo, que no cargan dinero, pero me molesta su poca amabilidad, su frialdad con uno como ellos, me asombra su silencio, les doy recomendaciones de como llegar a su hotel pero parecen no escuchar. Chilenos de mierda es lo único que puedo pensar.





Por fin hacia París

ParísFinalmente y felizmente consigo reunir los 13 euros, no fue tan complicado e incluso me dan ganas de quedarme una hora más, tal vez logro recuperar algo del dinero que malgasté hoy, pero estoy cansado y quiero dormir, estoy estresado y quiero descansar, aún tengo que pensar en como llegar a Dublín, desde donde tengo comprado hace un par de meses un vuelo a Mälmo (Suecia) donde Carlos -mi mejor amigo- estaba haciendo un intercambio y prometí pasar mi ultima semana ahí, además tenía comprado otro vuelo desde Mälmo a Madrid donde tomaría el vuelo que me llevaría de vuelta a Sud América (el avión llegaba a Lima),por lo que era imperativo llegar a esa ciudad.

Me subo al bus, que tardará casi una hora exacta, estoy triste y me siento estúpido, desahogo mi tristeza escribiendo, escribo postales a mi familia y amigos, escribo para no pensar, en el transcurso del viaje escribí en total 6 postales, y una carta a mi novia. Llego a París y lo primero que hago es buscar un teléfono para llamar a Vasiliy y contarle lo que pasó, y que me espere afuera de su edificio. Llamo y llamo, no hay respuesta, dice que el teléfono no está disponible, que extraño, es un teléfono fijo al cual llamé cientos de veces. Me dirijo a tomar el Metro, del cual ya manejo casi todas las técnicas para entrar gratis, de todas formas no tengo ni un centavo así que no tengo opción, tal vez debí haber pedido dinero suficiente para tomar el bus y el metro, pero a estas alturas de la noche no tengo mucha claridad. Tengo que hacer un transbordo hacia los RER (explicado en el capítulo anterior), si uno tiene un boleto del metro puede reutilizarlo para combinar con estos trenes, los torniquetes son mucho más complicados que los del metro, tienen unas puertas neumáticas que son bastante duras de forzar, veo a un grupo de jóvenes de color que se aprontar a pasar gratis por estas puertas, entre varios afirman cada lado para que el resto del grupo pase, me hacen señas para que aproveche de pasar, pero se forma un tumulto en una de las puertas, nadie logra avanzar, las puertas son muy fuertes, en el torniquete de al lado un señor me hace un llamado para que pase por ahí, y rápidamente me salgo del tumulto y me apronto a pasar, ya estoy completamente al otro lado cuando mi gran mochila queda atorada a medio camino, forcejeo para lograr pasarla, justo cuando ya está pasando se rompe el tirante derecho desde el cual la tenía tomada, ahora apenas puedo cargarla con un sólo tirante.

Intento arreglarla pero veo que toda la gente se apresura en alcanzar el último tren de la noche, no puedo ir muy rápido, casi arrastro la pesada mochila, es inútil, no lo lograré, la distancia que me queda por recorrer deben ser unos 300 mts, finalmente llego a la estación y todos los monitores (que indican la frecuencia de los trenes) están apagados y los andenes completamente vacíos, pregunto a un guardia y me indica que ya no hay más trenes en servicio. No tengo idea de donde estoy, no se como llegar donde mi amigo, no tengo dinero, mi mochila está rota, tengo sueño y hambre.


Siempre hay algo más que puede salir mal

Comienzo a caminar por las calles parisinas sin un rumbo fijo, no logro orientarme. Decido arreglar lo que más me aproblema, el estupido tirante que se rompió, saco un cuchillo, y me hace recordar lo útil que hubiese sido tener la mariposa que me decomisaron en Berlín, en 10 minutos y con mucho ingenio hice una solución perfecta al problema, un escollo menos, ahora ya puedo caminar normalmente con mis 2 mochilas. Veo a unos policías y les pregunto donde puedo tomar un bus para la ciudad universitaria, nuevamente compruebo que con mis esfuerzos por hablar francés ambos son muy amables. No me queda más remedio que caminar 6 cuadras y esperar por el bus nocturno, que pasa cada 30 minutos. Como no tengo dinero debo ingresar con el tumulto y rogar que no pase un fiscalizador. Me subo al bus sin problemas, 20 minutos pasan y me bajo para caminar otras 5 cuadras y llegar donde vive mi amigo.


Ciudad UniversitariaEl vive en la ciudad universitaria, donde hay decenas de edificios, la mayoría con el nombre de algún país. Mi amigo es Ruso y lo asignaron a la Casa de Líbano, en estos edificios la seguridad es algo importante, por lo que las puertas tienen cerraduras electrónicas que solo pueden ser abiertas por una especie de llavero que posee cada estudiante (algo así como el sistema de la tarjeta bip del metro, pero en vez de una tarjeta es un pequeño llavero), no hay timbres ni citofonos. La única manera de que mi amigo me abra la puerta es que responda el teléfono de su habitación, no tiene celular. Son casi las 2 de la mañana y no logro comunicarme con Vasiliy, comienza a llover e intento buscar una solución a este problema. Su habitación está en un segundo piso, intento varios métodos para poder despertarlo. Primero comienzo a llamarlo por su nombre, tonta idea porque voy a despertar al resto de los estudiantes y podrían llamar a los guardias. Segundo método, me proveo de piedras y comienzo a lanzarlas hacia su ventana, debido la fuerte viento es casi imposible ser certero. Pasa ya media hora y no veo a nadie que pueda ayudarme, como último recurso decido despertar a cualquier persona del primer piso, y mientras busco a una victima encuentro a un par de estudiantes en una sala de computadores que puedo ver levemente desde afuera. Subo a la ventana y les hago señas para que la abran. Desconfiados lo hacen y les digo que por favor me abran, que mi amigo está dormido y necesito hablar con él urgente, me hacen varias preguntas, pero al notar mi agitación no dudan por mucho tiempo. Para tener visitas en este edificio hay que pagar y además avisar con no recuerdo cuantas semanas de anticipación, por lo que siempre tenía que mantener un bajo perfil.

Inteligentemente escondí todos mis bultos en unos arbustos aledaños para no despertar sospechas en repentinos guardias o estudiantes curiosos. Los tipos que me abrieron la puerta me pidieron que mi amigo viniera a confirmar con ellos que efectivamente yo iba a verlo a él. Me apresuré a subir al segundo piso y corrí a su puerta, golpee un par de veces, tal vez muy fuerte porque salió la persona inmediatamente contigua a la habitación de mi amigo, frente a la no respuesta simplemente abrí su puerta y lo encontré dormido.

Le dije:

-"Vasiliy!, perdoname, perdí el vuelo y todo ha sido una odisea, hay unos tipos abajo que esperan que baje contigo. Si me pudieras acompañar, te explico todo en un momento".

Bajamos a confirmar nuestra amistad. Y cuando los tipos se distrajeron salí a buscar mis cosas. Saqué mi saco de dormir, me desvestí y finalmente me dormí, aún me quedaba pensar como lo haría para llegar a Dublín, pero primero a descansar...

sábado, 9 de junio de 2007

Un día para olvidar


Era el día número 53 de mochileo por Europa, estaba muy contento, había viajado desde Le Mans a París en el TGV (tren de alta velocidad) desde la casa de mi amiga Nina, fue toda una experiencia, sobre todo porque no pagué ni un peso, no tenía suficiente plata y sabía que la podía hacer gratis, eso si me iría de vuelta a Chile con la multa que el fiscalizador me daría si me encontrara en el tren sin el ticket, pero milagrosamente el famoso señor nunca apareció (pero estuve nervioso casi todo el viaje), el trayecto de casi 200 kms lo recorrimos en apenas 25 minutos. Los fiscalizadores son esos tipos que hay en los trenes con pitos y una gorra muy llamativa (parecida a la que usan los carabineros).

Llego a París, voy al Hospital Marie Curie, donde trabaja mi amigo, el es ruso e investiga sobre el cáncer, es extremadamente amable y los últimos días me quedo en su pieza en la ciudad Universitaria. Voy a su lugar de trabajo a buscar la llave para retirar mis cosas y tomar el vuelo que me llevará a Shannon, Irlanda. El vuelo salía a las 22.45 hrs. en un aeropuerto utilizado por una aerolínea barata, por lo que queda bastante lejos de París, a unos 80 kms. La aerolínea provee unos buses que salen desde el centro parisino, es un único bus, no hay más opciones. Cuesta 13 euros.



Vasiliy me dice que aún es temprano, son las 16.00, que tengo muchísimo tiempo, que tengo que salir a las 19 de su casa para llegar a tiempo. Tuve una de las peores peleas con mi polola ese día, ella estaba en Rumanía, estaba muy triste y decepcionado, finalmente tuve que dejar de pelear con ella para ir a tomar mi avión, discutimos un par de horas por Internet. Salgo a la hora que me dijo mi amigo, tomo el RER, unos trenes subterráneos gigantescamente largos y lentos. Mis preocupaciones están en otro lado, pienso en ella y solamente en ella, ni me fijo que me tomó finalmente poco más de una hora en cruzar 5 estaciones. No recuero la causa de tal demora, creo que fue principalmente la espera inicial.

Llego al lugar donde salen los buses, y para mi sorpresa ya se habían ido, eran las 20.25, pregunto y pregunto y me dicen que la única opción ahora es tomar un taxi, por tan solo $120 euros (hacer click para ver conversión actual, para principios del 2007 equivalían a $84.000 pesos ) todo lo que tenía para casi el mes que me quedaba de viaje eran 80 euros.

Había ahí un taxista, una especie de aprovechador de los errores de los viajeros despistados como yo, le ruego que me lleve por todo lo que tengo (pero inteligentemente le dije que tenia solo 70 euros, tenia que dejar algo para vivir!), me dice que espere que llegue otra persona para que podamos compartir el costo del viaje. 5 minutos después le insisto, me repite lo mismo. A los 10 minutos insisto nuevamente, la misma respuesta. Con los nervios le hablo en francés y logramos entendernos con dificultad pero lo logramos, no entiende nada de inglés. Finalmente me doy cuenta que no llegaré a ningún lado con él, que es un simple aprovechador y negociante.

En un momento de desesperación no encuentro nada mejor que pararme en un semáforo, hago parar autos, una moto y una van. Al primer auto que veo le toco la ventanilla mientras está parado en el semáforo y le pregunto si me lleva a Beauvois por 70 euros, la respuesta es negativa, pero no me doy por vencido. Aparece una moto, le pregunto si me lleva por el mismo precio al mismo aeropuerto, sin resultado nuevamente. Finalmente y con mi desesperación increcendo para un señor en una van y luego de la misma pregunta, me dice que no puede, pero que podría preguntar en el hotel que está en frente, que los taxistas que esperan ahí por seguro me llevarán.

Tomo mis 2 mochilas, la de 15 kilos y la de 10, meticulosamente balanceadas de tal forma para no tener que pagar extra en el avión. Cruzo la calle y me acerco al primer taxi que veo en el mentado hotel, un hombre moreno de unos 25 años, le pregunto y me dice que si, que me lleva, no lo dudo ni un segundo, agradezco en mi cabeza la recomendación del señor de la van. Me subo, partimos, son las 21.05, hago cálculos en mi cabeza y creo que alcanzamos a llegar. El tráfico es horrible, muchos semáforos y es extremadamente lento. El conductor es algo callado, su inglés es bastante decente para ser francés y además hijo de inmigrantes, creo que me dice que sus padres son de Algeria, intento calmarme pero la incertidumbre me desespera. El taxi es un auto familiar, marca francesa y en excelente estado, (no como las cacharras que circulan por Santiago) lleva el taxímetro encendido, ya se de antemano que marcará 120 euros al final del trayecto.



Sigo dividiendo, sacando velocidades promedio y tiempo estimado de llegada, cada 2 kilómetros actualizo la cuenta, si mantenemos una velocidad promedio de 50 kms por hora no llegamos, a 80 llegamos justo, a 100 llegamos 5 minutos antes, etc. Termina el tráfico y ahora estamos en la autopista, mis cálculos luego de 10 minutos a 120 kms por hora son favorables, llegaremos justo a tiempo, quedan 20 kms, a esa velocidad llegamos 3 minutos antes, sigo calculando y sudo helado, me pregunto que pasará, ¿terminaré la noche en Irlanda o todavía en Francia?. Es como en esos libros que te gustaría saber pronto el final, no puedes esperar, quieres saber pronto que pasará, la espera me mata. 10 kms.

Sólo quedan 10 kms y aún mis proyecciones son favorables pero ajustadas, si todo sale bien llegaré con 5 minutos de anticipación. Nos acercamos a un peaje, el taxista me dice que le tengo que pagar, bueno, ninguno de los 2 consideró eso antes, aún tengo plata, me dice que tengo que pagarle la ida y la vuelta, en total unos 6 euros, aún me quedan 4. Bueno 4 es mejor que nada. Con eso me puedo comprar 2 bebidas en lata, no moriré de sed al menos. El peaje destroza todas mis estimaciones, nos demoramos bastante, otra vez llegamos justo a tiempo, quedan 5 minutos y sólo 1 kilómetro. Lo voy a lograr.

Segunda parte
Continuará.....(proxima semana)