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martes, 10 de julio de 2007

Como perdí mi primer vuelo a Irlanda y obtuve mi primera multa.



Bandera de Irlanda Ireland Flag



Todo estaba preparado, ya había analizado los lugares desde donde haría dedo para salir de París y llegar al aeropuerto Frankfurt-Hahn, que a pesar de su nombre está a algo más de 200 kms al Oeste de Frankfurt.

Las horas previas a mi partida fueron muy emotivas, estaba muy triste porque sabía que esa última noche podría ser la última vez que la vería, la última vez que le diría que la amo, la última vez que podría acariciarla y decirle lo hermosa que es. Abro los ojos, ella está a mi lado, estamos abrazados, siento que mis movimientos la hacen despertar, comienza a llorar casi dormida, le seco las lágrimas y le pregunto que que pasa, "No quiero que te vayas, quiero estar contigo", me dice. Y estas palabras causan en mi tal emoción que mis ojos comienzan a llorar, le digo que no se preocupe, que nos veremos pronto, que no podremos estar lejos por mucho tiempo, que la amaré por siempre sin importar lo que pase.


Boulevard Saint Michel Ella tiene que ir a su trabajo, es mesera en un restaurante en pleno Boulevard Saint Michel, acordamos pasar las últimas horas juntos, es un día soleado, perfecto para una despedida.
Mientras esperamos que pase el metro para llegar a su trabajo tomé esta foto (Ver foto)
. Vamos a un café muy cerca del lugar donde nos besamos por primera vez, que ironía pienso. En ese lugar nos tomamos tal vez la mejor foto juntos, y esa foto representa un momento de tristeza y felicidad, la felicidad de estar con ella, y la tristeza de la partida, representa además el momento más romántico del que tenga memoria (Ver foto). Nos vamos del café, ella va al restaurante donde trabaja, y yo me dirijo a un lugar con Internet para verificar los mapas, el lugar donde haré dedo y todas las maneras posibles de llegar al bendito aeropuerto, tomo notas y me fijo de no olvidar nada.

Voy al restaurant a despedirme de ella, me acerco a pasos lentos, cargo una pesada mochila, cerca de 22 kilos se balancean en mi torcida espalda y se que cada paso que doy me a cerca más a la despedida, mi estomago se encoje. Llego a la entrada del lugar, en la puerta está uno de los tipos que trabaja ahí, una especie de promotor (como esos que hay en los restaurantes en el mercado central, que insisten en tener los mejores precios y platos del lugar) y no me agrada, ella sale, me abraza y comienza a llorar, le digo que todo estará bien, que le escribiré, que la llamaré todo el tiempo, que la amo más que nada en el mundo, y que lo que más quiero ahora es estar con ella, lo único que me impide llorar como un niño es que está ese tipo ahí, no puedo llorar frente a otro hombre, mucho menos si no me agrada. Ella se tranquiliza y calma sus lágrimas, la beso y le digo por vez número 408 que la amo.

Me alejo caminando a paso rápido, quiero alejarme pronto y poder desahogar mi pena con tranquilidad, los lentes de sol que llevo puestos cubren mis lágrimas, la expresión de mi cara es la de cualquier otro día, sólo mis ojos reflejan mi angustia y dolor, siempre delatores.



¡A parar el dedo!

El objetivo es salir de París, estoy en una de las cientos de entradas a la autopista, el tráfico es horrible, autos a menor velocidad aumenta las posibilidades de detención. Son sólo 350 kmHacer dedo Amsterdam lugar oficial official spot hitch hiking hitchhiking Liftplaatss los que debo recorrer en menos de 15 horas, saco cálculos y me convenzo de que he tenido tramos mucho más largos y los he logrado en menos tiempo, siempre consulto los datos estadísticos de la experiencia para ver como van mis posibilidades. Se que todo irá bien, ¿que podría salir mal para alguien que tiene casi 15000 kilómetros de experiencia en hacer dedo?. Tengo un cartel en mis manos que dice "Reims" y "Metz" por el reverso (ver ruta). Ambas ciudades me aproximan a mi destino final, desde donde tomaré un avión a Kerry, Irlanda.

Luego de un par de horas esperando por algún generoso conductor que además se dirija a algunos de los destinos escritos en mi cartel, comienzo a pensar que tal vez no alcanzaré a llegar donde me propongo, surgen las dudas e intento llenarme de pensamientos positivos a pesar de la larga espera; uno se detiene y me indican que van hacia Metz, no acepto el viaje porque pienso que me convendría ir directo a una ciudad más lejana debido a la gran cantidad de autos que se desplazan por esta vía, esta decisión a la postre sería un gran error. La gente es amable, me hacen gestos de disculpas por no cumplir con lo exigido en mi cartel, otros me miran con desconfianza, otros incluso con temor.


Autopista carretera francia francesa highway motorway autopiste

Pasa una hora más, ni un vehículo se ha detenido, son casi las 17.00; se detiene una van, la conduce un hombre de unos 45 años y su esposa de unos 35, no me queda claro a que lugar van precisamente pero sólo quiero salir de ahí, les pregunto si salen de París y responden positivamente. Intercambiamos las frases típicas en estas situaciones, que donde voy, que de donde soy, que a que me dedico, todo es casi automático e instantáneo, me dicen que tan sólo van un par de kilómetros más adelante, les digo que me dejen en un lugar propicio para hacer dedo, donde los autos se muevan lentos y sea posible que me vean con varios metros de anticipación, me dicen que lo sienten, que el lugar no es tan propicio, que si bien está algo más afuera de la ciudad no logra superar al otro sitio. Me bajo y doy las gracias sólo por cumplir, estoy en un punto donde convergen 4 carreteras una en cada sentido, un par por sobre nivel y otro par por bajo nivel.

Me toma casi 10 minutos poder salir de ahí, fue difícil cruzarlas a pesar de no haber mucho tráfico. Camino por la ruta con la pesada mochila, camino casi un kilómetro y ahora estoy haciendo dedo en medio de la autopista, se que es ilegal hacerlo y que podrían aparecer policías y molestarme (por lo menos) o llevarme a otro lado. Pasan los minutos y no para nadie, 6 autos policiales pasan por mi lado, intento no hacerme notar, pero siendo el único parado en la carretera es casi imposible.



Decido ir a otro lugar, una estación de servicio 14 kilómetros en las afueras de París, esa debió haber sido mi primera opción.
Me toma más de una hora llegar a la estación del metro donde debo conectar con un bus que me acercará a la estación de servicio, lamentablemente como es día domingo el bus ya dejó de pasar, hace 4 horas. No queda más que caminar, ya son casi las 19 hrs., está oscuro y comienzan a caer algunas gotas, camino en la oscuridad por un sitio eriazo y a lo lejos veo la autopista, camino en línea recta hacia ella. Llegué a la estación de servicios, caminé algo menos que 3 kilómetros, algo así como 40 minutos, ya estoy acostumbrado al peso de las mochilas, el frío y las pocas gotas que caen. De pronto una densa neblina cubre toda la ruta. Me apronto a hacer lo mío, me acerco a los conductores que cargan gasolina o que se bajan de sus autos para comprar o comer algo. A todos la pregunta de rigor:

-"Excuse moi, Est-ce que vouz-allez vers Reims/Metz?"

No hay suerte, pareciera que el mal tiempo pone de mal humor a la gente, algunos son incluso desagradables. Al menos no estoy solo en mi misión, hay otro tipo haciendo exactamente lo mismo, pero con algunas diferencias, el viene de vuelta de 7 días en Francia, yo aún voy de ida, lleva una mochila que no supera los 5 Kilos las mías sobre 22, está a 600 Kms de su casa, yo a 15.000.

Es de República Checa, no habla inglés, ni francés, ni alemán y mucho menos español, solo checo. Intento comunicarme con él pero es todo un desafío, le muestro mi mapa y quiere volver a su ciudad, le señalo que es mejor que tome otra ruta, que es más probable que lo lleven, pero aparte de no saber otro idioma es terco como el solo. Lleva anotadas frases en francés y alemán (porque esperaba pasar por Alemania antes de llegar a su natal país) las tiene escritas en sus antebrazos, en el brazo derecho en francés y en el izquierdo en alemán, las oraciones necesarias para conseguir un alma caritativa que lo lleve a su destino. Pero es algo estúpido, lo veo actuar y casi todas las veces confunde el alemán con el francés o las oraciones apropiadas. Intento ayudarle, pero a pesar de tonto es arrogante.



En medio de la nada

Pasa casi una hora y ambos seguimos ahí, si a el lo llevan primero me retiro de esto, me digo. H ay un auto detenido con una mujer que me mira fijamente hace algunos minutos, es morena, unos 25 años, probablemente hija de inmigrantes turcos o algerinos, es demasiado linda como para siquiera preguntarle si me lleva, me sigue mirando y ya casi me incomoda. No le veo motivo, finalmente me llama con un gesto, incrédulo miro a mi alrededor y me fijo que no hay nadie mas a mi lado, por lo que me acerco a su auto. Me pregunta que donde voy, en ese momento le pregunto si habla Inglés y me dice que si, le digo donde me dirijo y me dice que tan sólo va a un par de kilómetros, pero que si quiero me puedo quedar en su casa, me dice que hace frío y no le viene mal algo de compañía. Por unos instantes lo pienso, pero mi primer objetivo es tomar ese bendito avión, pensamientos de mi novia me invaden y finalmente rechazo su oferta, fue tal vez la chance en un millón, pero lamentablemente uno no elige cuando se presentan estás oportunidades.

autopista francia france french motorway highway carretera francesaPasan otros 40 minutos y cada vez la niebla es más densa, sigo preguntando a quienes recargan combustible o quienes entran a comprar a la tienda, me acerco a un tipo moreno, delgado y alto, conduce un pequeño vehículo y luego de intercambiar algunas palabras accede a llevarme, pero me aclara que sólo va a Reims, 100 kms desde ese punto, a estas alturas cualquier lugar era mejor, el checo ya me estaba generando algo de desconfianza.

Cruzamos al preguntas iniciales de rigor, sus padres viven en Argelia y el trabaja en París, de vez en cuando trabaja en Reims y luego visita a su novia en Amsterdam, es simpático y amable, luego de poco más de una hora de viaje me deja en una estación de servicio en las cercanías de la ciudad. Era una estación de servicio bastante grande, pero para mi sorpresa habían sólo un par de autos, como costumbre de rigor les pregunté a todos quienes estaban detenidos y todas las respuestas fueron negativas. Pasaban los minutos y ningún tipo de vehiculo se detenia en ese lugar, pasaba y pasaba el tiempo y me preguntaba porque nadie se detenía en ese lugar. Pasaron 2 horas y no pasaron por ahí más de 10 autos, me refugio del frío en la tienda donde venden desde mapas ruteros hasta platos calientes.

El sueño comienza a tomar control de mi, estoy sentado en una de las tantas mesas del sector de comidas, intento estar alerta en caso de que se detenga un camión o un automóvil, para matar el tiempo escribo mis sensaciones del momento, a ratos duermo, a ratos despierto y con mi mejor cara intento conseguir que alguien me lleve, son tan pocas las opciones que ya casi estoy aceptando el hecho de que perdí el vuelo.

Son las 02 am y se detienen 2 buses, uno de ellos va exactamente donde me dirijo, me acerco al conductor y le pregunto cuanto costaría un pasaje hasta allá, me dice que es imposible llevarme (el bus tenía asientos disponibles) porque no compré mi ticket con anterioridad, le ofrezco 10, 20, 30, 40 y hasta 50 euros, pero no escucha, me dice que está prohibido, le digo que estoy ahí varado, que es una emergencia, que como diablos voy a salir de ahí, no hay caso. Vuelvo a mi refugio y entre escritos, pestañazos y fugaces conductores pasan 3 horas.

Me despierto por el ruido de la puerta automática y veo entrar a un camionero, sin mucho dudar le pregunto si me podría llevar, ya no tengo exigencias, donde me lleven está bien, cualquier lugar será mejor que ese. Primero me dice que va a Metz, luego reflexiona y dice que tiene que ir Metz pero antes parar por un par de horas en Reims, le digo que está bien, que cualquier cosa me sirve, hablamos un dificultoso francés gestual apoyados en gráficos mapas e intuitivas señales. Finalmente me deja en la salida de la ciudad, que quedaba a unos 4 kilómetros, me apresto a las 5.30 am a hacer dedo desesperadamente, entre tanto voy a la estación de trenes para ver si hay alguno que me pueda dejar cerca, había uno, pero se había ido hace 2 horas. Un tren a París sale a las 07.30, la única alternativa razonable si todo falla.




Tren al oeste
Tren Francés, French Train
07.25, Nadie podría decir que no intenté.

Me doy por vencido, ya es imposible llegar a tiempo, decido tomar un tren que me lleve de vuelta a París, son sólo 100 Kilómetros y no saldrá tan caro, ni siquiera pienso en comprar un pasaje, lo puedo comprar una vez en el tren, al menos esa idea tengo en mi cabeza. El andén esta repleto de ejecutivos, que con sus maletines y diarios bajo el brazo le dan un aire comercial al ambiente. Llega el tren y me subo por la puerta más cercana, no me fijo en que clase estoy, sólo me subo. Al pasar los minutos siento decenas de miradas sobre mi, y comienzo a notar donde estaba. Asientos de cuero, ejecutivos con sus notebooks, todos leen algún libro o el periódico, siento que me miran como diciendo: "y que hace este acá", pero ya nada me importa, sólo quiero sentarme y descansar un momento. Duermo por minutos y me pregunto en que momento vendrá el controlador, para así poder pagarle el pasaje y dormirme de una vez.

Luego de 20 minutos de viaje, siento que por la parte posterior del carro ingresa el antes mencionado personaje y pide pasajero a pasajero los correspondientes tickets. De pronto a a mi puesto y comienza a hablarme en francés, le digo en inglés que no tengo pasaje y que quiero comprarlo, saca de su bolsillo una especie de calculadora, apreta decenas de teclas y finalmente me arroja un resultado:

- "Son 100 euros", me dice con total naturalidad. Me sobresalto y le digo que lo que en realidad quiero pagar es el pasaje más barato posible, y si eso implica viajar en condiciones infra humanas, que así sea.


Vuelve a realizar una serie de cálculos y esta vez dispara:
- "50 euros". Recita con sutil frialdad.
- "¿50 euros por 100 kilómetros?", pregunto incrédulo.
- "Si, 10 euros el pasaje, 30 euros la multa por no comprarlo en la estación y 10 euros más por impuestos". Ametralla en mi presupuesto.

Estaba perplejo, pero en ese mismo momento recordé las sabias enseñanzas de unos amigos polacos, quienes hacían gran alarde de viajar gratis por el amplio sistema de trenes francés, me contaron que en los trenes si uno no tiene dinero para pagar no lo lanzan de un puntapié afuera del tren como muchos pensarían, si no que simplemente se cursa una multa que es enviada al domicilio correspondiente. Y si se es lo suficientemente astuto y puedes hacerle creer al controlador que efectivamente tienes una dirección en Francia o en la Unión Europea esté mandará la multa a esa dirección y con un poco de suerte nunca sabremos más de ella. En caso contrario llamarán a la policía para consultar los datos del país de residencia.

Le digo que no tengo tanto dinero, que si tengo para pagar hasta 20 euros, me dice que no hay forma de que viaje por ese monto, que porque no compré el pasaje en la estación, le argumento angustiadamente que había perdido mi vuelo, que tomé el tren apurado, excusas varias, me dice que llamará a la policía porque soy extranjero, que una vez que se detenga el tren me detendrán y de todas formas me multarán, le ruego que no lo haga, que fue todo un accidente, simulo aún más angustia y me dice que deje mi pasaporte y vaya a sentarme, eso si a la clase más barata. Sólo quiero dormir y llegar pronto, estar con ella y olvidar este día, en un momento se aproxima nuevamente el controlador y trae mi pasaporte, anotó los datos en un papel amarillo con triplicado donde raya con furia los montos a pagar, creo que le he dado lástima y me dice que no llamarán a la policía si pongo mi dirección en París, un poco aturdido pienso en principio en poner la dirección de mi novia, pero en un momento de lucidez mañanera se me ocurre escribir lo primero que se me vino a la mente, "Eglise de Pantain" escribo, un lugar donde tenía que juntarme con un amigo dos días antes, y un número cualquiera. Me da mi comprobante y continuó el viaje como un pasajero normal.



París otra vez

Estación Estacion Metro París interior pasillo ParisLlegamos a París, bajo del tren y apresuro en alejarme lo más posible, intentando dejar atrás al controlador, no se le vaya a ocurrir cambiar de opinión y llamar a la policía. Una vez ya en el metro me relajo un poco, estoy cansado, casi no dormí y lo único que me consuela es que la podré ver de nuevo, pienso en las maneras posibles de sorprenderla, llegar de improviso a su puerta y apenas la abra, besarla. Aún quedan muchas estaciones del metro y luego algunas del RER, combato la ansiedad pensando en como podría hacer para sorprenderla, no es algo fácil. Ella es au-pair y está con una familia bastante acomodada, su habitación está en el último piso del edificio, el número 7, y en ese piso hay solamente piezas de servicio (usadas por quienes trabajan en alguno de los departamentos). Por lo que no hay manera de entrar al edificio sin tener llave ni sin saber una clave de 8 dígitos, salvo que uno de los propietarios abra la puerta y no se de cuenta de que estoy ingresando sin ser propietario, y con mi pinta de mochilero es bastante improbable que eso pase. Llego al edificio luego de caminar un par de cuadras, son cerca de las 0930, al pasar por la entrada noto que están las señoras de la limpieza y tienen la primera puerta abierta, aún necesito franquear la segunda y será misión cumplida. Entro y les pregunto en mi reducido francés si podrían dejarme pasar, me miran y no responden. Luego intentó en inglés y ni siquiera me miran, me doy cuenta que con ellas nada lograré, me quedo un par de minutos dando vueltas por el lugar, esperando que algo pase, que alguien me confunda con alguien y me deje pasar, nada de eso pasa.

Pasa media hora y me doy por vencido, no resisto más, no he comido nada en casi 20 horas. Decido llamarla, pero no es tan simple, los teléfonos solo funcionan con tarjetas que cuestan al menos 10 euros ($7.000 pesos) y me duele semejante gasto, que a esas alturas es el equivalente al gasto de 2 días completo, pero no hay alternativa. Compro la tarjeta y camino rápido al teléfono público que está en la esquina de su calle, marco los dígitos varios y vocifero:


"Hola mi amor, adivina donde estoy!"

9 comentarios:

Philippe Delteil dijo...

Comentariooooo

Gustavo dijo...

Esta parte YA me la sabía. En algún momento del semestre pasado me la habías relatado. Sigue no más...ta entretenida la historia ;)

ari dijo...

ya po machucao pon lo que sigue po

Cristóbal Pineda A. dijo...

esta vez, tu relato estuvo buenisimo, pero muy detallista.....
si bien son historias dignas de contar (tanto, que me la lei entera :|), era demasiado larga...

trata de hacerlas mas cortas ;)

nLoomis dijo...

Esta buena la historia... pese a que es muy larga me tome el tiempo de leerla entera, siendo que en un principio sólo tenía la idea de ojearla un poco...

Salu2

Magda dijo...

oye gil
hay un concurso de biografias en el mercurio
el primer premio gana wena plata

piensalo, dema q ganai

tau

:P

lo lei en el artes y letras en el mercurio del fomingo.

Alain dijo...

Excelente Blog la verdad me llama mucho la atención….
Hace poco empecé el mío
Se llama Bonjour Quebec
http://bonjourquebec.blogspot.com
Cualquier cosa estoy a la orden
Saludos y Éxito en la vida...
Alain

Anónimo dijo...

Philippe! No escuche al tipo que dijo que la historia está demasiado larga. Tu estilo es precioso, me quedé muy positivamente sorprendida. Ahora voy a leer las otras historias.

Eduardo Salvador Arenas Catalán dijo...

esta super buena la historia, me entretuve montones leyéndola e imaginándome los difíciles momentos vividos, pero cuando uno pasa por algo difícil y lo sortea bien, después se siente mejor así que ahí esta la recompensa.

Saludos,

Democron